Castillo de Mataespesa, Alpedrete


Llevaba varios días dándole vueltas a la cabeza sobre el siguiente post en Hanway. Tenía claro que sería algo cercano a mi, algo de mi entorno. Aprovechando que por fin el frío nos deja, quería enseñaros algún rincón de los muchos que tengo por la sierra de Madrid para que podáis venir y conocerlo en esta época del año, para mi la mejor.

Una de las ideas que se me ocurrió fue hablar sobre el Castillo de Manzanares (a cinco minutos de mi casa), pero la verdad es que poco puedo contar de él que ya no se haya escrito, por lo que descarté la idea rápidamente. Una idea llevó a otra, que me hizo especia ilusión: aprovechando que iba a Alpedrete a visitar a mi madre, decidí enseñarles a mis hijos el antiguo castillo de Mataespesa.

En realidad, lo que siempre he llamado castillo, fue una casa señorial. Según he averiguado data del siglo XIX y llegó a pertenecer a los Duques de Valencia.

Castillo de Mataespesa

La ilusión se multiplicó por infinito cuando descubrí que seguía en pie. Hacía unos veinte años que no lo pisaba. Lo último que había oído sobre él y sus tierras es que las había comprado una constructora y que iba a hacer un porrón de viviendas. Me alegro que eso no haya ocurrido y que, aunque sea en ruinas, podamos seguir disfrutando de él.

Castillo de Mataespesa

Con mi hijos tengo, a mi entender, una sana costumbre. Me gusta enseñarles mi pasado y aquellos lugares por los que me he criado. Me gusta hacer de abuelo cebolleta con ellos y contarles batallitas de la infancia. No todas, que todos tenemos nuestros secretos.

Y a ellos les conté lo siguiente:

Este castillo lo conocí cuando aún estaba habitado. Recuerdo que un día me trajeron de excursión mis padres con algunos amigos. La finca, aunque está vallada y es privada, siempre ha tenido libre acceso. Cuando entramos nos recibió un señor en la puerta de entrada al castillo, aunque lo que queda ahora es sólo el porche . No sé si era un guardés o el dueño, pero para mí, que por aquel entonces tendría unos 6 ó 7 años, me pareció un noble ricachón. A lo mejor era un antepasado del Duque de Valencia, quién sabe.

Castillo de Mataespesa

Al poco tiempo se quemó. Las circunstancias nunca las he sabido, pero hubo un montón de habladurías e hipótesis al respecto. El caso es que al poco tiempo fui de aventura con mis amigos. El castillo y sus alrededores siempre fue uno de nuestros lugares preferidos para hacer nuestras meriendas y correr nuestras aventuras en bicicleta.

Castillo de Mataespesa

Aunque el incendio había dañado bastante los edificios, el palacete todavía seguía con muchos muebles y enseres. Tampoco se dañaron las escaleras de madera que te permitían ir a las almenas. Recuerdo los baños totalmente equipados y un reloj de pared en la entrada del palacete.

Lo que todavía me parece raro es que nadie se hiciera cargo de todo aquello y lo abandonara a la intemperie dejando que el bandalismo lo destruyera por completo.

Castillo de Mataespesa

El castillo de Mataespesa estaba compuesto de diez edificios, entre los que destacan, además del palacete, las caballerizas, la casa de los guardeses, la capilla y el lavadero. Este último es el que mejor se mantiene.

La extensión  actual es de aproximadamente 45 hectáreaa, aunque llegó a tener unas 118 de la unión entre dos fincas, una en Alpedrete y otro en Collado Mediano.

Castillo de Mataespesa

No tenía muchas esperanzas de encontrar otro rincón secreto de este lugar. El castillo tenía lo que de pequeños llamábamos «el sillón del rey». Era un asiento perfectamente elaborado en piedra y que estaba puesto de cara a la sierra, en dirección a Navacerrada. En él pensábamos que este noble ricachón pasaba las tardes disfrutando de una maravillosas vistas mientras vigilaba sus tierras. Pues lo encontré.

Mis dos príncipes en el "sillón del rey"

Mis dos príncipes en el «sillón del rey»

Como podéis comprobrar, no tiene malas vistas. Girando la cabeza de izquierda a derecha, desde el sillón dominamos el Monte Abantos hasta la Bola del Mundo.

Vistas desde el "sillón del rey"

Vistas desde el «sillón del rey»

Esto no se lo he contado a mis hijos, pero para los que nos hemos criado en Alpedrete o hemos disfrutado de sus veranos en la juventud, el castillo ha sido testigo de nuestros primeros amores nocturnos. Era el lugar perfecto para esconderte y disfrutar de una noche de verano. Por lo que vi, creo que esa costumbre sigue vigente.

Por cierto, había ido infinidad de veces, pero nunca me había fijado en la piedra labrada que hay en el camino de entrada a la casa palacio con un poema de Antonio Machado, «Las Encinas»:

«Y tú, encinar madrileño,
bajo Guadarrama frío,
tan hermoso, tan sombrío,
con tu adustez castellana
Corrigiendo,
la vanidad y el atuendo
y la hetiquez cortesana.»

Tenéis más fotos en mi perfil de Flickr.

Besos y abrazos para todos, muy especialmente para mis amigos de Alpedrete.

8 pensamientos en “Castillo de Mataespesa, Alpedrete

  1. Que grande Javier, cuantos recuerdos, todavia recuerdo como me pica el culo de una perdigonada de sal del antiguo guardes, un dia, en privado te contare que recuerdo singular tengo del Castillo!!!! Un abrazo y gracias por esto!!!

  2. La de veces que hemos ido a subirnos a las almenas, comiendo moras por el campo en esas tardes de verano…. Una vez nos pillaron los municipales (el «churrero») y nos echaron una bronca que no se me ha olvidado… La verdad es que toda la finca es espectacular! Míticas las bajadas con la bici a toda velocidad por el camino, hasta el Puente de la estación…. Qué recuerdos!!!

  3. ¡Qué recuerdos!!!!! y cuánto echo de menos Alpedrete. No paro de contarle a mis hijos lo bien que me lo pasaba allí. Para los que tenéis la suerte de seguir disfrutando de él, vividlo al máximo, cada minuto, cada segundo. Cuando se pierde es cuando más se valora.
    No he vuelto por allí, no podría soportar la nostalgia…

    • Muchas gracias por el comentario!
      La verdad es que lo que nos hemos criado allí, era uno de los rincones preferidos para vivir nuestras aventuras. Espero que la especulación inmobiliaria no lo haga desaparecer.
      Tienes que volver a ir. Seguro que te hace recordar muy buenos momentos.
      Saludos!

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